"El duende azul" se fue a su escondite. Allí, en ese lugar donde sólo se escucha rock y el color negro no se asocia nunca con la malicia. A Alfredo Escalante le llegó pronto la hora de dormir con la esperanza de que las estrellas lo guíen hasta un nuevo amanecer.
Se marchó ayer, después del mediodía. El locutor venezolano, presentador de televisión, profesor universitario, mánager y promotor del rock local, falleció a los 73 años de edad en el Centro Médico Docente La Trinidad tras sufrir un accidente cerebro vascular (ACV), el segundo que sufría.
Sus últimos años de vida estuvieron marcados por importantes percances con la salud, incluyendo una caída en la que se fracturó algunos huesos de la cara. No obstante, y con mucho esfuerzo, Escalante seguía presentándose en su puesto de trabajo para transmitir a sus oyentes La música que sacudió y sacude al mundo, tal como lo hizo durante la pasada década en la emisora 92.9 FM.
Con medio siglo en los medios y en la escena musical nacional, la voz de Alfredo Escalante sacudió a un país tropical hasta contagiarlo con el rock internacional y darle espaldarazos a los entusiastas del género en Venezuela.
"Tan importante es Alfredo Escalante para mí que si lo hubiese escuchado, a principio de los 70, en su programa Médium, no me hubiese conectado definitivamente con el rock", señala Félix Allueva, investigador y presidente de la Fundación Nuevas Bandas. "Si él no me hubiese inyectado cultura rock, quizás no existiese el Festival Nuevas Bandas".
Allueva recuerda que Escalante comenzó en los medios gracias a que, de muy joven, entre los años 60 y 70, el caraqueño obtenía por distintas vías música rock -"de moda, a la vanguardia"- que en el país era, si no imposible, difícil de conseguir. Entusiasta, se la ofrecía a las radios y diferentes locutores, como a su hermano Cappy Donzella, con quien debutó en las ondas de Radio Capital, emisora cantera de talentos como Amaury Díaz, Napoleón Bravo e Iván Losher.
"Alfredo logró convertirse en la voz emblemática del rock", señala Allueva, quien asegura que el locutor "tenía su lado bueno y su lado no tan bueno, como todo ser humano". Y destaca algo que considera "importantísimo": "En este mundo del espectáculo, del rock, él fue absolutamente coherente. Su manera de pensar y actuar fueron siempre coherentes".
En esa misma línea comenta el escritor José Tomás Angola, autor del libro biográfico acerca de Escalante, 40 años haciendo daño (Alter libris, 2005), que se pretende reeditar este año bajo el sello de Ediciones B.
"Nuestra amistad comenzó en la Emisora Cultural de Caracas, la primera FM del país. Él hacía La música que sacudió al mundo, la versión radial del programa que tenía en VTV", indica. "Alfredo enseñó a oír rock a este país, algo que para le época era muy underground, digamos que guerrillero, casi delincuencial".
Su personalidad, dice Angola, era auténtica. Hacía lo que sentía y fue fiel a sí mismo. Siempre. "A él lo llamaron para que estuviera en eventos del gobierno y en eso siempre fue tajante y absolutamente firme. Estuvo toda la vida opuesto a la militar, a lo totalitario. Desafió siempre al poder, se peleó con todos sus jefes cuando querían obligarlo a hacer cosas que a él no le parecían".
Fue ese el motivo por el que Escalante se alejó del cantante Paul Gillman, activista chavista y líder de la banda Arkangel, de la que fue mánager.
"El soundtrack de mi vida era escuchar la música que él ponía todos los miércoles a las 8:00 en VTV, incluso antes, cuando hacía el micro en Televisora Nacional Canal 5", dice Gillman. "Gracias a que él fue nuestro mánager, mi banda se convierte en leyenda. Le debo mi carrera. Aunque estuvimos en aceras distintas, siempre lo respeté y abracé. Lo quise. Ahora, él está en un lobby hablando de rock con Jimmy Hendrix, Janis Joplin y John Lennon".
FUENTE : www.eluniversal.com